Un paisaje más vulnerable a los grandes incendios forestales
Mi último post del año lo dedico a que descubráis conmigo una evidencia de por qué nuestro paisaje es más vulnerable a los grandes incendios, esta vez con datos objetivos en un territorio concreto. En esta entrada veremos que, al margen del clima, los combustibles forestales también están cambiando, son dinámicos y podemos describirlos con las herramientas e información disponibles ¿me acompañas a esta última lección donde intentaré resumir las ideas discutidas con vosotros en este 2018?
Sierra de Guadarrama (Fuente: Wikipedia)
La Comunidad de Madrid, al igual que muchas otras zonas de España y de Europa, está sufriendo un proceso muy rápido de abandono rural que trae consigo consecuencias positivas y negativas. La novedad en estos procesos es que algunos de estos cambios los podemos observar a escala temporal humana. La comparación de fotografías aéreas desde los años 1930s hasta fechas actuales no dejan lugar a dudas y ponen de manifiesto el fuerte proceso de revegetación y aumento de biodiversidad consecuencia del paulatino abandono de la explotación agraria y ganadera en muchas de nuestras sierras desde hacía siglos.
¿Plantea esto un nuevo reto en el siglo XXI? ¿Son realmente estos cambios en la vegetación una amenaza para su propia sostenibilidad? ¿Somos ahora más vulnerables a los grandes incendios? Para responder a estas preguntas nos propusimos hacer un estudio en la Comunidad de Madrid usando los datos ofrecidos por los sucesivos inventarios forestales nacionales. Ello permitió obtener por primera vez un mapa de modelos de combustibles dinámicos que muestra cómo han cambiado los combustibles de superficie desde 1990 hasta 2012. Los resultados muestran una clara tendencia al aumento de la fracción de cabida cubierta arbolada (ausencia o disminución de selvicultura) y un cambio de modelos de hojarasca y pasto bajo arbolado a modelos de matorral bajo arbolado. Además, las áreas de baja carga de matorral (menos de 5 ton/ha) han pasado en gran parte de la superficie estudiada a modelos de carga media o alta de matorral bajo arbolado (más de 10 ton/ha). Los que seguís mis entradas ya sabéis de sobra lo que implican estos cambios: una aumento del peligro de incendios en general y una mayor vulnerabilidad a fuegos de copa en particular. Sin entrar en el debate de si existe o no paradoja de la extinción, lo cierto es que los cambios más intensos se detectaron entre 1990 y 2001 tras un proceso en los años 1980s en el que se impulsaron las políticas de conservación, se intensificaron las explotaciones ganaderas en extensivo por los incentivos de la PAC (o directamente desaparecieron) y se incrementaron significativamente los medios de extinción de incendios forestales en la Comunidad Autónoma. Todo ello está generando un modelo de paisaje en el que los núcleos urbanos cada vez más poblados y concentrados en ciudades en el entorno del área metropolitana de Madrid, están rodeados de vegetación que no tiene consumidor inmediato y generando por tanto un fuerte problema de riesgo de incendios en la interfaz urbano-forestal que se sitúa entre los más elevados de Europa. Por otro lado tenemos toda la sierra norte de Madrid perteneciente al Sistema Central (Somosierra, Guadarrama) donde las figuras de protección que culminaron con la declaración del Parque Nacional de Guadarrama, tiene una fuerte presión recreativa y de ocio de la población. Es precisamente en toda esta vertiente sur de Sierra de Guadarrama pertenciente a la Comunidad de Madrid, donde se han observado los cambios más preocupantes con ese aumento de los modelos de matorral bajo copas de biomasa cada vez más elevada. Un posible gran incendio en esta zona pondría en peligro no sólo las poblaciones sino la integridad de muchas comunidades del Parque Nacional con escasas adaptaciones al fuego.
Modelos de combustible dinámicos en el norte de la Comunidad de Madrid basados en datos del IFN. Se observa el paulatino cambio de tonos azules (modelos de pastos) a tonos naranjas y rosados (modelos de matorral) desde 1990 a 2012. La disminución de áreas con tonos verdes (modelos 8 y 9) y el aumento de tonos rosados (modelos 6 y 7) implica el cambio de superficies poco peligrosas de hojarasca bajo arbolado a zonas de alto peligro con un aumento de cobertura y biomasa de matorral bajo arbolado de más de 10 ton/ha.
En esta comunicación del Congreso Forestal Nacional explico en 10 minutos el protocolo para la obtención de esta cartografía. Para los más pyrofrikis (minuto 37:30)
Muy bueno. Quiero reslartar lo que dice: "un cambio de modelos de hojarasca y pasto bajo arbolado a modelos de matorral bajo arbolado". Eso es el gran cambio. La matorralización de esas bellas masas forestales. Son bosques menos vividos con menos fauna (doméstica y salvaje -silvestre)
Sí, la "matorralización" genera más nichos y biodiversidad pero, como digo en el artículo, genera un territorio que en el escenario actual de frecuencia e intensidad de incendios, hace que sea una amenaza a escala paisaje y por tanto pone en riesgo la sostenibilidad del sistema. Debemos encontrar un balance eficaz para que podamos aumentar la biodiversidad sin poner en riesgo el sistema
Desde el norte de Galicia , opiniones de un propietario forestal de familia de agricultores): Años 40 y 50: Se necesitaba mucho matorral para el suelo de las cuadras del ganado (de aquella te pagaban por cortarlo en el terreno). En las zonas de pastoreo el matorral se quemaba todos los años sin que importara a nadie "fan ben queimar" decían. Años 80. Aunque no se utilizaba ya el matorral, los viejos nos mandaban desbrozar los montes de eucalipto y quemábamos lo desbrozado en el monte, se provocó algunos incendios pero los montes estaban limpios. Nos pasabamos los sábados limpiando loz eucaliptos con una hoz y luego salíamos de marcha hasta las tantas (capacidades de la adolescencia). Hoy día: Aplicando el princípio del rural gallego "esto non dá nada, preparade oposicións" llega una nueva generación de propietarios forestales, que no desbroza y no se preocupa de los montes; va, de vez en cuando a mirar si los eucalipto sirven para vender y entonces llaman a todos los maderistas de la comarca a ver quien dá mejor precio. Esta es la realidad que veo yo en mi pueblo.
Gracias por tu testimonio que viene a ratificar lo que decimos los "urbanos" que nos dedicamos a esto. La idea es volver a lo que se hacía en los 80 pero con el conocimiento y la tecnología actual, pero para eso hace falta incentivar a que el propietario no quiera opositar y prefiera gestionar su monte...si es que sabe dónde está porque hay muchos herederos que ni eso. Testimonios como el tuyo son los que le tienen que llegar al político para que vea la realidad del desastre ambiental que está generando el desapego de la población al mundo rural, a su propio paisaje. Gracias de verdad por tu comentario.
Excelente guinda para un excelente 2018. A por mas en 2019!!!
ResponderEliminarGracias! Feliz Año!
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ResponderEliminarMuy bueno. Quiero reslartar lo que dice: "un cambio de modelos de hojarasca y pasto bajo arbolado a modelos de matorral bajo arbolado".
ResponderEliminarEso es el gran cambio. La matorralización de esas bellas masas forestales. Son bosques menos vividos con menos fauna (doméstica y salvaje -silvestre)
Sí, la "matorralización" genera más nichos y biodiversidad pero, como digo en el artículo, genera un territorio que en el escenario actual de frecuencia e intensidad de incendios, hace que sea una amenaza a escala paisaje y por tanto pone en riesgo la sostenibilidad del sistema. Debemos encontrar un balance eficaz para que podamos aumentar la biodiversidad sin poner en riesgo el sistema
EliminarDesde el norte de Galicia , opiniones de un propietario forestal de familia de agricultores):
ResponderEliminarAños 40 y 50: Se necesitaba mucho matorral para el suelo de las cuadras del ganado (de aquella te pagaban por cortarlo en el terreno). En las zonas de pastoreo el matorral se quemaba todos los años sin que importara a nadie "fan ben queimar" decían.
Años 80. Aunque no se utilizaba ya el matorral, los viejos nos mandaban desbrozar los montes de eucalipto y quemábamos lo desbrozado en el monte, se provocó algunos incendios pero los montes estaban limpios. Nos pasabamos los sábados limpiando loz eucaliptos con una hoz y luego salíamos de marcha hasta las tantas (capacidades de la adolescencia).
Hoy día: Aplicando el princípio del rural gallego "esto non dá nada, preparade oposicións" llega una nueva generación de propietarios forestales, que no desbroza y no se preocupa de los montes; va, de vez en cuando a mirar si los eucalipto sirven para vender y entonces llaman a todos los maderistas de la comarca a ver quien dá mejor precio.
Esta es la realidad que veo yo en mi pueblo.
Gracias por tu testimonio que viene a ratificar lo que decimos los "urbanos" que nos dedicamos a esto. La idea es volver a lo que se hacía en los 80 pero con el conocimiento y la tecnología actual, pero para eso hace falta incentivar a que el propietario no quiera opositar y prefiera gestionar su monte...si es que sabe dónde está porque hay muchos herederos que ni eso. Testimonios como el tuyo son los que le tienen que llegar al político para que vea la realidad del desastre ambiental que está generando el desapego de la población al mundo rural, a su propio paisaje. Gracias de verdad por tu comentario.
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