lunes, 29 de febrero de 2016

¿Intervenir o no intervenir después de los incendios?

Ya hace casi tres años de aquel "Sacar o no sacar, he ahí la cuestión" (cómo pasa el tiempo) donde os explicaba algunos pros y contras sobre la gestión de la madera quemada después de los incendios. Ahora es vuestro turno para opinar y debatir: ¿creéis que es mejor no hacer nada después de los incendios y que la naturaleza haga su trabajo? O por el contrario ¿consideráis que es mejor intervenir realizando una gestión post-incendio?


Cada vez hay más consenso científico en que la prioridad a proteger después de los incendios es el SUELO. El suelo y sobre todo la primera capa de materia orgánica es el sustento de la regeneración natural y en él se inician muchos procesos de vital importancia para la recuperación del ecosistema a medio y largo plazo. Por tanto las medidas que se propongan para restaurar nuestros montes tras los incendios deben contemplar el efecto de los mismos sobre la conservación de las funciones de la capa de materia orgánica y las propiedades del suelo. Así, en los últimos años se están proponiendo los tratamientos de mulching con paja, astilla, siembras con herbáceas y productos biotecnológicos para intentar evitar las pérdidas de suelo a corto plazo que se producen durante las lluvias de otoño e invierno y recuperar el ecosistema edáfico. Esto es crítico en áreas de altas precipitaciones que aumentan significativamente la erosión o en aquellas zonas con presencia de lluvias torrenciales tras las temporadas de incendios. Estas medidas superficiales se han mostrado mucho más eficaces para controlar la erosión que las clásicas medidas de restauración hidrológica con obras transversales (diques, albarradas, fajinas).



Ejemplos de helimulching para protección del suelo frente 
a la erosión post-incendio en EEUU y España

Por otro lado está el eterno dilema entre sacar y no sacar los árboles quemados que planteábamos en la entrada de hace tres años. La saca de la madera tiene implicaciones ecológicas pero también económicas, ya que muchos propietarios tienen derecho a recuperar, al menos, parte del valor de su madera. Existen implicaciones sociales ya que el impacto visual de la madera quemada en pie durante varios años supone un impacto emocional en las poblaciones locales que no siempre es asumible y existe una demanda para eliminar los troncos quemados. El caso intermedio entre sacar y no sacar nos lo propuso nuestro amigo @Selvicultura ¿Y si astillamos in situ el árbol completo para eliminar la madera quemada pero integramos los restos en forma de mulching de astilla?:


Otra cuestión a analizar en cuanto a la intervención o no en nuestros montes es qué hacemos a medio y largo plazo ¿Apoyamos al regenerado natural con selvicultura? ¿no actuamos y dejamos que la competencia entre especies o individuos decida cuál es el más fuerte? ¿Repoblamos con nuevas plantas o introducimos especies para aumentar biodiversidad si el ecosistema está muy degradado?

¿Actuar o no actuar en ecosistemas adaptados al fuego como los alcornocales?
Todas estas medidas se contemplan en los diferentes proyectos de restauración post-incendio y existe un cuerpo de doctrina más o menos desarrollado para ejecutarlo. Sin embargo siguen siendo abundantes las voces que es mejor no actuar. Es lo que se denomina "restauración pasiva", esto es, esperar que la resiliencia del ecosistema actúe en mejor medida que lo haremos los humanos. 

Ciertamente este nuevo debate se presta al clásico DEPENDE y estaremos todos de acuerdo que habrá zonas donde no es necesario actuar (restauración pasiva) pero ¿sois partidarios de no actuar NUNCA en ecosistemas adaptados al fuego, la mayoría de los que ocupan nuestro país? ¿O por el contrario consideráis necesario actuar en mayor o menor medida en todos los ecosistemas adaptados al fuego después de los incendios?

Ahora la palabra es vuestra

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19 comentarios:

  1. En Sierra de Gata (8000 hectáreas quemadas en agosto 2015) se ha optado por extraer la madera pero astillando las ramas, que generan un volumen de acolchado suficiente en repoblaciones densas de pinos y esto se ha combinado con medidas de contención de la erosión más tradicionales (fajinas, albarradas y diques). Los propietarios obtienen venden su madera si lo desean y tienen el suelo protegido e incluso "enriquecido" con la astilla.

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    1. Gracias Fernando por tu aportación, es muy importante la información que vayáis a obtener de la restauración de este incendio y muy valiosa por proceder de un investigador que ha estado de primera mano implicado en la restauración. Un curiosidad ¿se está esparciendo la astilla superficialmente o por calles como se solía hacer en la zona? No hemos ido aún por allí pero nos resulta particularmente interesante saber qué ha pasado en la superficie regenerada tras el incendio de Acebo de 2003 donde tuvimos la oportunidad de trabajar y decidimos abandonar las parcelas por un ataque muy fuerte de procesionaria. Espero estar en contacto. Gracias de nuevo por tu comentario. Saludos

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  2. La mayoría de enclaves forestales de este país estan en suelos con pendientes desde suaves a muy fuertes, y con regímenes de lluvias torrenciales centrados sobretodo en la época verano-otoño. En mi opinión no estamos en condiciones de perder el poco suelo que ya de por si hay en muchos montes, y en el que la regeneración pasiva, acabara,en muchas situaciones, convirtiendo el bosque en un erial o en el mejor de los casos en un monte de matorral degradado incapaz de recuperar el arbolado.

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    1. Gracias por el comentario, queda muy clara tu opinión que es el que esperamos de estos debates. Saludos

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  3. Por Jose J. Calvo
    Creo que como bien ha comentado D. Fernando Pulido (apreciado profesor de este humilde ITF) en alguna otra ocasión en orden a lo ocurrido en Gata, un incendio no solo es un gran desastre sino una grandisima oportunidad de enmendar errores pasados en cuanto a políticas forestales poco acertadas. El ayudar al regenerado no solo debe plantearse a mi modo de ver en cuanto a estrategias protectoras tras el incendio, sino que a medio plazo debe ser el eje sobre el que gire la sostenibilidad tanto ecológica como económica del monte. Así pues para mi esta bien claro: actuar si, rotundamente, en un primer momento para proteger, pero al mismo tiempo desarrollando un plan que permita al propietario poner en valor sus tierras, y a la administración disponer de montes ordenados, bien gestionados, y sobretodo alejados del modelo "polvorín a punto de explotar"

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    1. El concepto de defensa integrada contra los incendios contempla que la restauración de los ecosistemas afectados por incendios debe considerar la estructura del paisaje futuro en un escenario de nuevos incendios. Me alegra ver que esta disciplina se está aplicando en un caso real y no sólo se planifica sobre el papel. Gracias José por tu aportación, espero verte por aquí en futuros debates.

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  4. Como norma general, yo soy partidario de intervenir siempre. Si pensamos en un incendio de alta intensidad sobre monte arbolado es importante retirar la madera lo antes posible y pensar en acciones para proteger el suelo, especialmente en las zonas de más pendiente: acolchados, albarradas, fajinas, etc. A veces incluso la repoblación es necesaria dependiendo de la severidad del incendio si la regeneración pudiera verse comprometida. Los efectos del fuego si no se hace nada perduran durante décadas e incluso siglos y es importante aplicar ciertos paliativos para minimizar la degradación posterior. Con todo lo anterior, si se trata de masas de P.pinaster o P.halepensis quizá convenga esperar algún tiempo para ver como se desarrolla el regenerado, pero eso no quita alguna acción para proteger el suelo. Ahora bien, si hablamos de formaciones de matorral tipo mancha silicícola o incluso coscojares o piornales, en la mayoría de ocasiones no será conveniente intervenir, salvo para evitar erosiones severas. En definitiva, intervenir de forma general adaptando la intervención a cada situación.

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    1. Gracias, brillantes como siempre tus aportaciones. Saludos

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  5. Uno de los peores incendios donde te puede tocar trabajar en primera linea de fuego si pensamos en el tipo de combustible, es si este se produce en una zona donde la vegetación o el combustible disponible que se presenta ante ti es una masa uniforme en altura y continuidad, arbustiva o de matorral, tipo romero,coscoja, enebro...
    Esta situación se produce en muchas, muchísimas zonas donde tras un incendio se deja que regenere naturalmente y sin intervención. Así que yo apuesto por inervenir, si no es inmediatamente despues, por no ser necesario, si con una observación de las zonas incendiadas (que bajo mi humilde opinión eso ya es intervenir) y un plan de prevención con intervención directa sobre el combustible cuando se observe que en una zona donde hubo un incendio en el pasado, la regeneración natural la convierte en una zona de máximo riesgo de incendio forestal fuera de capacidad de extinción en el futuro.
    Creo que la observación de las zonas donde hay incendios forestales y el estudio de las mismas, no sólo para esta circunstancia que he intentado describir, si no tambien para las plagas y otras circunstancias que pueden acontecer en una zona ya de por si debilitada por un incendio forestal, es necesaria y vuelvo a repetir que yo desde mi modesto punto de vista considero que la mera observación y estudio de estas zonas incendiadas ya es intervenir, aunque después de esa observación y estudio se estime que no es necesaria una intervención directa sobre el terreno. Así que mantengo intervenir.

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    1. Gracias Maika por tu valiosa aportación. Veo que estás de acuerdo con Fernando Pulido en que hay que planificar la restauración para generar modelos de combustible menos peligrosos en el futuro. Es lo que nosotros denominamos defensa integrada contra incendios, esto es, integrar criterios de prevención y planificación de las estrategias de extinción desde la restauración. Domingo Molina, con matices, lo denomina restauración "en verde".

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  7. Teniendo en cuenta que las grandes repoblaciones que se llevaron a cabo hace más de medio siglo tuvieron como objetivo el detener procesos erosivos muy agrabados, estoy totalmente a favor de la actuación. Mucho se logró en aquel entonces para volver a recaer en el mismo problema. No obstante hemos avanzado mucho en cuanto a conocimientos, y sabemos mucho más que en aquel entonces, tanto de los efectos de la erosión, como del fuego. Y es por esto que, como podemos leer en el artículo, se estan llevando a cabo muchos estudios para encontrar sustratos que puedan solventar muchos de los problemas a los que se enfrentan los suelos en una situación post-incendio; es por esto que a estos sustratos les exigiremos una serie de requisitos que deban cumplir para mejorar estas condiciones.
    En primer lugar una buena capacidad de la retención de agua, para frenar los fenomenos erosivos de las lluvias.
    En segundo lugar, que sean naturales y/o degradables con el paso del tiempo, para frenar cualquier huella ecológica que puedan dejar sobre el monte.
    En tercer lugar, capacidad para retener los nutrientes y cenizas que pueden ser arrastradas hacia los acuiferos en caso de lluvias intensas.
    Y en cuarto lugar, que faciliten la instauración de microorganismos que mejoren la microfauna de la zona afectada.
    Concretamente en mi opinión, es este ultimo punto el más conflictivo. Ya que como sabemos, las altas temperaturas provocadas durante un incendio, afectan no solo a la materia orgánica que hay en el suelo, y que lo protege frente a la erosión. Sino tambien a los microorganismos que habitan en ella, degradan la madera y forman simbiosis con las raices de la gran mayoría de plantas.
    Todos estos puntos podrían resolverse mediante el astillado de la madera quemada y la posterior aplicación de un compost forestal. El compost forestal contendría las colonias de microorganismos adecuadas para la degradación de las astillas, y ademas junto con el podrían aplicarse las semillas que formarian parte del nuevo regenerado. Además esta demostrado que es un complejo muy nutritivo y con una gran capacidad para retener el agua, además es totalmente natural.
    ¡Un saludo!

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    1. Gracias David, gran aportación, se nota que sabes del tema. Efectivamente nuestros compañeros de Lourizán están investigando la eficacia de los rollos biodegradables para retener sedimentos y en el proyecto GEPRIF estudiarán también productos de base biológica para regenerar la microbiología de la capa orgánica. Ya nos irán informando de sus avances.

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  8. Buenas a todos! Primero decir que no soy ningún experto en el tema, pero me gusta y me parece interesante.

    Yo escribo, porque hace unos meses leí un artículo del "clickenverde" dónde se comentaba que, en un post incendio, en la Sierra del Garruchal, cerca de la ciudad de Murcia, era preferible dejar actuar a la naturaleza ó, por lo menos eso entendí yo.

    Hablaba del riesgo de compactación del suelo al hacer labores de repoblación.

    Estamos hablando de una zona árida, con suelos margosos y fuertes pendientes. No sé si eso condiciona que hacer tras un incendio.

    Dejo el enlace por si alguien lo quiere leer.

    Un saludo y gracias.

    http://elclickverde.com/reportajes/no-pisen-la-zona-quemada

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    1. Gracias Carlos. Nos presentas un claro ejemplo de no intervención a corto plazo (restauración pasiva) pero intervención a medio y largo plazo para dosificar competencia intra e interespecífica en zonas áridas. Esta vía está muy avalada por los estudios del CEAM y el CSIC en Valencia para toda la Cuenca mediterránea, aunque muy discutida por algunos sectores forestales que piensan que la saca de madera es imprescindible para evitar plagas en las zonas no afectadas por el fuego, así como para evitar futuros incendios severos ya que tendríamos siempre la asignatura pendiente de qué hacer con grandes superficies con madera muerta en descomposición que son combustibles muy secos y disponibles para arder todo el año. Seguimos debatiendo. Gracias!

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