Con este título he subido a Twitter la pasada semana unas cuantas fotos que supongo que habrán decepcionado a algún internauta alterado por la hormona primaveral. Sin embargo, y como es lógico en un blog forestal, me refería a la conveniencia de sacar o no sacar la madera después de los grandes incendios.
Este es un tema muy debatido en los "ambientes" científicos de la restauración forestal, ya que las operaciones de saca post-incendio ejercen, en general, un fuerte impacto sobre el suelo que podría comprometer la regeneración natural de algunas especies, así como la pérdida de materia orgánica superficial y nutrientes necesarios para la sostenibilidad futura del ecosistema. Además algunos autores han demostrado el efecto protector de los restos de madera para algunas especies que vegetan en zonas de veranos muy secos. El argumento más fuerte por el cual es necesario sacar la madera quemada, es que supone un manjar irresistible para insectos que se alimentan de celulosa (escolítidos), aumentando las poblaciones de estas especies y pudiendo generar plagas en las masas no afectadas por el incendio.
Actualmente hay bastante consenso en aceptar que estamos en un contexto de "convivir con el fuego", esto es, asumir que las masas van a vegetar con un cierto régimen de fuego y que inevitablemente van a verse sometidas a incendios a lo largo de sus desarrollo. La pregunta ya no es si queremos que se quemen nuestros montes (parece inevitable) sino que debemos preguntarnos ¿con qué severidad queremos que se quemen nuestros bosques? La respuesta a esta pregunta debe de ir asociada a otra ¿qué ecosistemas son compatibles con el régimen de incendios (frecuencia y severidad) que tenemos ahora y tendremos en el futuro?
Con esta filosofía estamos abordando un estudio en el área afectada por el gran incendio del Rodenal de Guadalajara (España) del año 2005 que afectó a unas 12.800 ha. Trabajamos en una red de parcelas permanentes instaladas por TRAGSA para comprobar el efecto de tratamientos de restauración tras el incendio. En el Laboratorio de Incendios Forestales del INIA nos encargamos durante el período 2006-2011 de una parte del estudio para demostrar las implicaciones de sacar o no sacar la madera sobre el regenerado de Pinus pinaster (pino rodeno o negral), la especie arbórea más abundante antes del incendio.
Los resultados los publicamos en 2011 y ratificaron lo ocurrido en un gran incendio que tuvo lugar en el año 1994 en una masa similar y muy cercana en los términos municipales de Alcolea del Pinar-Luzaga-Anguita que afectó a más de 2000 ha y que tuvimos la oportunidad de estudiar en el contexto de mi tesis doctoral. En general, sacar o no sacar la madera, no afectó a la densidad inicial de ninguna especie, sino que dicho éxito regenerativo depende más de las características del sitio y sobre todo de la SEVERIDAD del incendio (daño a la parte aérea y radical de la vegetación y al suelo). En el caso de la supervivencia del pino sí encontramos un efecto significativo y positivo al aplicar el tratamiento de sacar la madera de forma temprana (antes de la primavera de 2006) respecto al testigo (sin sacar), aunque en general con porcentajes de mortalidad del mismo orden de magnitud (en 2011 se habían muerto entre el 30-50% de los pinos nacidos en la primavera de 2006). Esto fue radicalmente diferente cuando la saca se retrasó un año tras el incendio. En esta situación las plantas de pino (llamados también brinzales) regenerados durante la primavera, sufrieron una fuerte mortalidad directa por efecto de la saca (30%) cuyo efecto se notó en años posteriores, acumulando mortalidades entre el 60-70% en 2011. Como se puede entender, esto no sería crítico en masas con una fuerte regeneración inicial (por ejemplo si emergen 10.000 plantas/ha y se mueren 7.000 aún quedan 3.000 plantas que en principio sería una densidad suficiente para formar un nuevo bosque en el futuro). Sin embargo podría ser dramático para la especie en el caso de éxito regenerativo moderado como el que se produce en zonas de fuerte severidad del incendio o con fuerte competencia con rebrotadoras (Quercus sp.) o germinadoras obligadas como las jaras (Cistus sp.).
Regenerado de pino de 6 años bajo cubierta de rebollo (Ciruelos del Pinar, España) |
Regenerado de pino de 6 años en zonas con escasa competencia (Selas, España) |
Zona dominada por pino rodeno antes del incendio y actualmente con una fuerte de regeneración de rebollo y jara , quedando el pino como acompañante en densidades bajas |
Con esto estamos diciendo que en muchas masas la "ventana temporal" para sacar la madera sin perjudicar al regenerado de pino rodeno en zonas de alta severidad es pequeña ya que también hemos comprobado en otros estudios que la diseminación tras el incendio (lluvia de semillas) se prolonga hasta tres meses tras el incendio, período durante el cual sería desaconsejable la saca ya que se podrían perder un número importante de semillas que quedarían atrapadas en las piñas antes de diseminar.
El resultado de estos procesos tras los grandes incendios de la comarca del Rodenal (a los que debemos añadir el más reciente incendio de Chequilla) es que las cepas de rebollo (Quercus pyrenaica) que permanecían "a la espera" bajo el pinar se han regenerado de forma espectacular, dominando en las zonas medias y bajas de ladera. En estas zonas los brinzales supervivientes deben crecer durante el período primaveral antes de la salida de la hoja del rebollo. Durante el verano permanecen sombreados por el rebollo pero con unos crecimientos muy reducidos. Si os dais una vuelta por las zona veréis que los pinos procedentes de la regeneración natural son visibles en zonas con escasez de cepas de rebollo y baja cobertura de matorral (jaras), esto es, allí donde tienen poca competencia y existen peores condiciones de sitio (zonas con afloramientos, escasez de suelo, cierto grado de erosión). Por tanto la saca de madera aunque parezca un tratamiento agresivo, en realidad favoreció la supervivencia de los pinos, o al menos, no la perjudicó. Por el contrario, el fuerte vigor de los rebrotes de rebollo hace que sea indiferente al tratamiento de saca. Tras esta descripción del proceso ¿cual es por tanto la mejor opción? Depende. Debemos preguntarnos ¿qué tipo de masas queremos? ¿vamos a invertir dinero en tratamientos selvícolas a medio plazo? ¿se van a realizar repoblaciones? En su caso ¿con qué objetivo? ¿Están justificadas ecológica y económicamente?
El proceso de toma de decisiones descrito a corto plazo (6 años tras el incendio) se podría complicar a medio y largo plazo. En caso de no sacar la madera por motivos ecológicos (perjuicios del retraso de la saca sobre le regenerado) o económicos (falta de presupuesto o dificultades en la subasta de madera) queda siempre la asignatura pendiente de qué ocurre con la madera muerta: ¿cuánto tiempo tarda en descomponerse? y sobre todo ¿cuánto tiempo convivirá con el fuego un ecosistema con una fuerte carga de biomasa muerta en disposición de arder?
Modelos de combustible generados en zonas testigo (sin sacar la madera) tras el gran incendio de Guadalajara |
Aplicación del método de Brown para estimación de la biomasa de restos muertos por clases de tamaño |
Como se puede apreciar en estas fotos tomadas durante este mes de abril (8 años tras el incendio) las masas regeneradas tras el gran incendio del Rodenal están de nuevo en disposición de arder, tanto más en las zonas "testigo" donde no se sacó la madera. Efectivamente la descomposición de los fustes y las ramas en muchos de nuestros montes con bajas temperaturas durante el semestre de otoño-invierno hasta bien entrada la primavera es más lenta de lo que se podría pensar y de hecho pueden convivir con la vegetación viva hasta 15-20 años tras el incendio, sobre todo los fustes más gruesos ¿Estamos dispuestos a asumir esta carga de combustible? ¿Se debería tener en cuenta este hecho en un contexto de mayor peligro de incendios? ¿Es un argumento añadido a la saca con fines fitosanitarios para evitar plagas a las masas circundantes? En caso de incendio con esta fuerte carga de combustible de tamaños gruesos es previsible un severo fuego de rescoldo que afecte a la materia orgánica, suelo, raíces e incluso a las cepas de rebollo ¿Estaría garantizada la regeneración del rebollo en el caso de un nuevo incendio?
Por tanto la toma de decisiones en los tratamientos post-incendio no sólo condicionarían el éxito de la regeneración a corto plazo de algunas especies (pino rodeno) sino la capacidad de regeneración de la masa a medio plazo en un contexto de mayor peligro de nuevos incendios. Desde mi punto de vista la restauración después de grandes incendios debe incluir criterios de gestión forestal sostenible entre los que se debe tener en cuenta el peligro de incendios. Se debería de huir de criterios homogeneizantes y poco realistas económicamente donde a todo el perímetro incendiado se le aplique el mismo tratamiento. Existen herramientas muy eficaces basadas en la teledetección para valorar la severidad del incendio, que debe ser el primer elemento de decisión para priorizar las actuaciones en las zonas más sensibles. Igualmente la información ya disponible sobe la dinámica post-incendio de muchas especies debería usarse para fijar objetivos y decidir qué tipo de masas forestales queremos para un futuro...para un inevitable futuro con incendios. Estos incendios podrían ser compatibles con muchos de nuestros ecosistemas si somos capaces de entender los procesos implicados e intentar apoyar la regeneración natural de las especies de interés (fundamentalmente las especies arbóreas), que incluye tratamientos a corto plazo pero también a medio y largo plazo: desbroces para liberar la competencia a especies arbóreas, resalveos de conversión a monte alto para encinas, quejigos, rebollos y robles, clareos intensos en zonas con altas densidades, entre otros. Quizás es mucho más sensato (aunque quizás menos vistoso para la foto del periódico) dejar de invertir ingentes cantidades de dinero en repoblaciones con presupuestos inciertos para su mantenimiento. El apoyo al regenerado que ya existe mediante tratamientos selvícolas sería más útil y eficaz, dejando la inversión en repoblaciones exclusivamente en aquellas zonas con alto riesgo de erosión y con el presupuesto adecuado para su mantenimiento a medio plazo ¿lo tendrán en cuenta nuestros responsables políticos cuando no sepan dónde invertir los "millones de euros" que le acaban de caer del presupuesto del MAGRAMA para restaurar zonas afectadas por los grandes del pasado verano? ¿serán capaces de mirar por delante del horizonte electoral "humano" que es un segundo en la vida del "monte"?
El cambio global y la paradoja de la extinción está obligando a replantear algunos de los criterios selvícolas y de toma de decisiones en la restauración tras grandes incendios. Tenemos gran parte de los conocimientos científicos y técnicos, la tecnología nos ayuda a la caracterización y seguimiento mediante la teledetección, los sistemas de información geográfica y los modelos de simulación de comportamiento del fuego disponibles. Sabemos que siempre existe inercia a replantear nuestros prejuicios pero ¿a qué esperamos para cambiar? Nuestros montes y nuestros nietos nos lo agradecerán.
Aviso a navegantes: Todas las fotos son propiedad intelectual del Laboratorio de Incendios Forestales del INIA en copyright commons (cc). Cualquier falta de difusión de este material por las redes sociales será perseguido hasta que la dirección IP que ha accedido a este enlace reenvíe, retuitee, divulgue, use en sus Power Point o en su salvapantallas alguna de estas imágenes...eso sí con la conveniente cita del Laboratorio que las vio nacer.
Aviso a navegantes: Todas las fotos son propiedad intelectual del Laboratorio de Incendios Forestales del INIA en copyright commons (cc). Cualquier falta de difusión de este material por las redes sociales será perseguido hasta que la dirección IP que ha accedido a este enlace reenvíe, retuitee, divulgue, use en sus Power Point o en su salvapantallas alguna de estas imágenes...eso sí con la conveniente cita del Laboratorio que las vio nacer.
Si te gustan mis entradas te pido tu apoyo en los premios Bitácoras 2015. Sólo tienes que dar a este enlace y validarte ("logearte") a través de tu cuenta de Facebook o Tuiter. ¡Gracias! #Soismicombustible
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported
Muy interesante. Saludos de un bombero urbano, y cuando toca forestal, de Ibiza donde los últimos años hemos tenido un par de Incendios forestales potentes.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, significa mucho para mi que mis entradas conecten con vosotros, los que os estáis de verdad jugando el pellejo. Saludos.
ResponderEliminarNo me he olvidado de venir por aqui pero es que tengo que ordenar un par de ideas eficazmente para soltar un pequeño ladrillo que aborde coherentemente alguna de las preguntas y relfexiones que planteas. Volveré! como dijo MacArthur
ResponderEliminarGracias, toda aportación será bienvenida...si es una crítica destructiva no pero me tendré que aguantar, es el precio de poner uno en público las conversaciones de café...un saludo
ResponderEliminarNo se donde escribirte, pero me gusta el blog.
ResponderEliminarTengo una pregunta sobre los cipréses de Andilla. En el reportaje se habla de su resistencia al paso del fuego, cuando en otros foros, sobre todo en los referentes a incendios de interfaz, se habla de la no conveniencia de su uso debido a la cantidad de material muerto en su interior y a la alta relación superficie/volumen, lo que le hacen más susceptible a la exposición al fuego.
Puedes aclarar algo??? Agradecido y enhorabuena por la publicación
Mikel Reparaz
Gracias Mikel por tu interés y sobre todo me alegro que te guste el blog. Siento no haberte respondido antes, si me sigues en twitter ya habrás visto que he estado escapando de una nevada (¡el 17 de mayo!) en el zona del Rodenal, de la que trata esta entrada. En relación a tu pregunta y como has podido comprobar en los enlaces del blog, estamos trabajando precisamente para saber qué hay de cierto en la posible resistencia al fuego del ciprés. Como bien dices estas noticias no han sentado muy bien en el colectivo de bomberos forestales porque los setos de ciprés, muy usados en urbanizaciones, suponen un peligro evidente para las viviendas que complica enormemente las tareas de extinción, teniendo por ello que dedicar muchos medios a estas zonas en detrimento de los frentes de fuego que avanzan sin control por superficie forestal. Los miembros del proyecto europeo Cypfire están proponiendo el ciprés más bien el "sistema ciprés", esto es, la imitación de lo que podría ser un bosque natural de ciprés, por tanto descartarían los setos que asumen que son altamente peligrosos por la alta acumulación de combustible. Por tanto ellos consideran que la unión de muchos factores de este sistema ciprés lo hacen más resistente, me explico: densidades bajas sin matorral bajo copas, capacidad cortavientos, resistencia a la sequía que genera más humedad de la hoja en verano y cubiertas muertas que se descomponen con rapidez y generan capas de hojarasca muy compactas y poco aireadas debido a la anatomía de hoja corta. Además estamos hablando no de cualquier ciprés, sino de clones de Cupressus sempervirens seleccionados para que cumplan estas características. Como sabes en jardinería se usa mucho las arizónicas y otras Cupresáceas que no cumplen estas condiciones. Nuestro trabajo en el INIA consiste en evaluar la inflamabilidad del ciprés a escala laboratorio, esto es, analizando cómo se comportan frente a altas potencias de radiación ramillos verdes y hojas secas recolectados en estas parcelas y conocer si realmente son significativamente menos inflamables que otras especies. La bibliografía previa consultada indica que suele presentar una inflamabilidad intermedia dentro de las especies mediterráneas más comunes. Estamos aplicando una nueva metodología que hemos publicado este año (mira la entrada "oxígeno, calor, vegetación y...fuego") y que esperamos ofrezca más información que los datos que ya existen sobre esta especie. Los resultados los tendremos a final de mes y adelantaré algunos de ellos en una entrada. Por ahora te pido un poco de paciencia. Espero haberte resuelto tus dudas. Ya sabes que el blog es tuyo para cualquier sugerencia o más preguntas. Saludos
EliminarMuy atento por la respuesta y muy agradecido, de verdad.
ResponderEliminarAdelante y salud
Nunca es tarde ...
ResponderEliminarEl post demuestra que casi siempre hacerse bien las preguntas es más importante incluso que encontrar la respuesta. Eso hizo que en el aula pudiéramos dedicarle algún tiempo de debate y reflexión que fueron muy productivos. Labores como la del blog no solo son importantes por la #Comunicación #Forestal ;) son generadores de valiosos recursos didácticos o catalizadores de aprendizaje.
En nuestro ámbito geográfico inmediato algunos vivimos en primera persona en el año 2005 los incendios de muchos pinares orensanos (Laza, Monterrrei, A Gudiña, ...). Es posible, conocidos distintos avatares y trabajos posteriores de distintos montes, ver 7 años después, evidencias que ayudan a plantearse preguntas y a apuntar alguna tímida respuesta.
Antes de entrar en la pregunta que da título al post. Creo imprescindible remarcar una de sus ideas fuerza: a “escala paisaje”, no nos enfrentamos a incendios forestales nos enfrentamos a combinaciones de Severidad-Frecuencia.
[sigue]
[continua]
ResponderEliminarVamos con la pregunta madre: ¿sacar o no sacar? . Voy a esbozar algunas ventajas para cada una de las dos opciones.
- Sacar.
o Mejor, en general, desde el punto de vista fitosanitario. (sobre todo en coníferas como es el caso)
o En el caso estudiado permite una buena regeneración del pino, pero ¡si se hace a tiempo!.
o Reduce la carga combustible a medio plazo. (reduce severidad, importante si es esperable una frecuencia alta)
o Posibilidad de recuperar una parte del valor perdido (muy importante en montes privados y/o productores o cuando los fondos a invertir en recuperación, de haberlos, se espera que tarden mínimo de uno a tres años)
- No Sacar.
o En muchas de las masas ardidas el valor de los obtenido, no compensa ni de lejos los costes de la corta y la saca.
o Menos transito de maquinaria, sobre todo de desembosque, que afecte el suelo
o Menos superficie del suelo queda desnuda o menos tiempo.
o En caso de montes de Gestión Pública los pazos de subasta, corta y saca son demasiado amplios para no afectar a regenerado ya establecido.
o Las condiciones de humedad (por ejemplo, lluvias otoñales-invernales pueden retrasar aún más el trabajo de saca)
Obviamente y más cuanto más grande sea el área, la solución será combinar estas dos posibilidades según áreas.
Pero hay una tercera opción (que en algún caso se ha demostrado muy valiosa) que no se maneja, que es “no sacar pero quitar la madera quemada y por tanto modificar la carga combustible”.
¿Me estoy refiriendo a las famosas “fajinas” con la madera apeada? No necesariamente.
Una opción más que interesante, para aquellos lugares donde la saca de la madera es económicamente muy costosa, Valor<<<< Coste.
Podría ser el empleo de los “mulchers” sobre maquinas de rueda o cadenas cuyo empleo es muy clásico en Norteamérica pero que aquí no son frecuentes. (ejemplo http://www.youtube.com/watch?v=D8tMulNTq44 ).
Ventaja sobre saca y no saca:
- El transito de maquinaria es mucho menor y menos dañino (porque es la operación de desembosque cuando esta, cargada con la madera, o en el caso de arrastrarla, genera un mayor impacto sobre el suelo)
- Menos acumulación de pilas de madera, puedan quedar “permanentemente” en el cargadero porque al contratista no le compense la carga y transporte – y que, a veces, acaban siendo una fuente de insectos que queríamos evitar)
- Trituración de la biomasa, madera quemada, generando un mulch que podría proteger el suelo, e incluso ayudar a diseminación de piñas que hubieran quedado en el árbol.
- Reduce carga combustible.
- Podría usarse por líneas (o cruzada) en el caso de no tener recursos para hacerlo en toda la superficie, pero la acumulación de biomasa quedaría de alguna manera compartimentada. Incluso uno o dos años después podría tratarse las áreas no tratadas.
Por supuesto no es panacea, pero una inteligente combinación de áreas donde sacar, áreas donde aunque no se sacara podríamos eliminar y área donde dejar ... nos estaría aproximando a lo deseable.
Pese a todo ello, como bien apuntas también en el post, es que son los tratamientos selvícolas las primeras herramientas que permiten obtener menores severidades, y una mejor resistencia y resiliencia de la masa frente a los incendios que pueda sufrir.
Toda esta perorata no es nada del otro jueves, pero como prometí que volvería y lo prometido es deuda...
Un abrazo
Gracias por esta exhaustiva clase!! Como se nota el profesorado haciendo escuela, je,je. Como te he dicho esto se merece un post, lo vamos barruntando pero la materia prima es inmejorable. Saludos
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEste tema para mí es un tanto espinoso... Intentaré ser escueta y no "embarrarme" :D
ResponderEliminarNo tengo respuesta específica, DEPENDE, depende del monte, el área afectada, las condiciones climáticas (presentes y "futuras"), el entorno,...
He estado en zonas que no se ha sacado la madera quemada, se ha limitado a dejarla apeada en el monte.
En incendios más grandes, cómo por ejemplo el del verano pasado en Castrocontrigo, si que están haciendo sacas de madera (lógicamente, como medida de prevención ante futuras plagas).Saludos
fantastico enfoque.
ResponderEliminar