jueves, 5 de enero de 2017

Mi carta a los Reyes Magos: Frenar los incendios de invierno en la Cornisa Cantábrica

>>>Debate

Sí amigos y amigas, llega el invierno y vuelven los incendios a la Cornisa Cantábrica ¿Tiene esto solución? Ya hay suficientes evidencias, pruebas científicas y judiciales de que muchos de los incendios son causados por intereses agrarios o negligencias de diversa índole ¿Por qué muchos habitantes meten fuego al monte? El uso del fuego para labores selvícolas en general y para la renovación de pastos de montaña en particular, es una práctica ancestral. Pero esto está cambiando. La disminución de la cabaña ganadera en extensivo en favor de las explotaciones intensivas o, a lo sumo, semi-extensivas, ha disminuido mucho el pastoreo por los prados. Consecuencia: el bosque se abre paso de nuevo, en una primera fase en forma de matorral y quizás, hacia el monte arbolado ¿Es esto malo? No necesariamente. Pero ¿qué problemas socioeconómicos y ecológicos plantea esta panacea? ¿Veis salida a este círculo vicioso? ¿Cuáles? Recuperamos nuestras entradas de debate que tan productivas fueron a principios de 2016 y en las que los protagonistas sois vosotros/as. Animaos a participar.

Fuente


Lo agrario vs. Lo forestal

Muchos montes conviven con los usos agrarios. Son los denominados sistemas agroforestales.  El más conocido en España es la dehesa pero la Cornisa Cantábrica es un buen ejemplo de convivencia (o a veces disputa) entre el monte y el mundo agrario. Aunque para el lego urbanita le pueda resultar extraño, los montes NO son de todos, tienen propietario y en la Cornisa Cantábrica, en la mayoría de los casos, es un modesto agricultor o ganadero. En otros casos este pequeño empresario o autónomo cuenta con poder usar los montes públicos o comunales para que su ganado pueda pastar. Yo soy de Córdoba, en concreto de Lucena, un pueblo en el sur de la provincia donde el paisaje está dominado por el olivar. Existen grandes propiedades (latifundios) pero también pequeñas explotaciones que suponen una ayuda importante a la economía familiar ¿Para qué os cuento todo este rollo que no tiene nada que ver con los incendios? Porque me resulta muy chocante cuando veo en prensa o en comentarios de redes sociales lo alegremente que se juzgan los derechos a explotación de los usos agrarios de sus legítimos propietarios simplemente por el hecho de que son usos agrarios en mayor “contacto” con el monte o “dentro” del monte. Es una cuestión de distancia y de tiempo. La mayoría de los olivares de campiña alta y de montaña de Andalucía, deberían ser potencialmente encinares, alcornocales, melojares, algarrobales o acebuchares (siempre haciendo caso a la fitosociología y al concepto discutible de clímax) ¿Alguien critica a un olivarero porque su mal uso del territorio está impidiendo el desarrollo de bosques climácicos mediterráneos? ¿Dónde están las críticas más que justificadas del exceso de laboreo de esas áreas agrícolas que están generando toneladas anuales de pérdida de suelo? 


El Yin y el Yang de los paisajes heredados en la Subbética Cordobesa vistos desde el Santuario de la Virgen de la Sierra (Cabra, Córdoba, Sur de España): (Yin) Arriba vista del poljé de la "La Nava" dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, dominado por la vegetación potencial de encinar compatible con el uso pastoral tradicional (Yang) Abajo vista de la población de Lucena al fondo a la derecha y el paisaje dominado por el olivar en áreas de vegetación potencial de encinar roturadas durante siglos de uso agrario extensivo.

El problema que tenemos en la Cornisa Cantábrica es un problema agrario y no debemos perder esa perspectiva. Lo que pasa es que los pastos y matorrales son considerados terreno forestal y es donde se entra el conflicto de competencias entre lo forestal y lo agrario. Entonces ¿por qué nos empeñamos en comparar los efectos ecológicos de un prado con un robledal y no con un trigal o un maizal? ¿Por qué comparamos un eucaliptal con un robledal y no con un naranjal o un almendral? Son explotaciones sí, pero forestales, por tanto mucho más sostenibles que las explotaciones agrícolas y son con ellas con las que debemos compararlas para poner en valor los beneficios de los sistemas agroforestales frente a la agricultura extensiva ¿Hubierais preferido tener en la Cordillera Cantábrica millones de hectáreas de cultivos de centeno, maiz o patatas en extensivo a tener eucaliptares o prados para ganado? Si queremos que haya mundo rural la gente tiene que vivir de productos del monte y cuanto más compatibles sean con los paisajes heredados más cerca estaremos de conservar los ecosistemas heredados. 

La Historia vs. la Psicología

Las quemas de matorrales para mantener los pastos de montaña han sido una práctica tradicional que ha chocado frontalmente con la gestión forestal puesto que ha supuesto un freno para la expansión del bosque. La explotación extensiva del paisaje por parte del hombre mediante el pastoreo, la roturación y el uso del fuego (no sólo pastoral también por siglos de guerras y enfrentamientos), ha sido la causante de los paisajes heredados y más recientemente de la diferenciación de las áreas agrícolas y forestales en nuestro país, sobre todo por las desamortizaciones del siglo XVIII y XIX. Por tanto los paisajes peninsulares son más producto de la Historia humana que de la biología de la especies. El abandono rural y la ausencia de explotación en extensivo en un período tan corto de apenas 50-60 años está generando por primera vez en la Historia cambios en el paisaje a escala temporal humana, esto es, los abuelos ya no reconocen los paisajes de su niñez. Esto supone un shock cultural difícil de asumir en una sola generación de los habitantes de nuestros pueblos, lo que genera “ansiedad” por mantener los paisajes conocidos y por tanto seguir recurriendo al fuego porque saben que es la única herramienta que lo consigue a corto plazo. No justifico ninguna acción penal y reprochable de los incendiarios, simplemente analizo un hecho socioeconómico con el que estamos conviviendo que tiene raíces culturales y psicológicas con repercusiones ambientales y ecológicas.



Paisajes dominados por matorrales vs. prados Fuente
La ausencia de suficiente cabaña ganadera en extensivo (extensivo de verdad, esto es, pastoreo itinerante como se hacía en otros tiempos) hace que la recuperación de la vegetación arbustiva sea más rápida y por tanto sean necesarias quemas más frecuentes por falta de herbivoría: si queremos un prado lo que no se lo come el ganado lo tiene que consumir el fuego. Esto genera dos efectos perversos de fatales consecuencias: a) El aumento de frecuencia de incendios en un mismo prado genera más riesgo de erosión y pérdida de productividad del pastizal a medio plazo b) El aumento del número de focos de ignición genera más peligro de que alguno de ellos se termine convirtiendo en gran incendio, máxime cuando el fuego se encuentra con un paisaje cada vez menos fragmentado. 

Los Acotamientos vs. Quemas prescritas

Actualmente hay una demanda del sector ganadero para suspender los acotamientos legales que impiden pastar en áreas afectadas por incendios. Desde un punto de vista ecológico, pastorear tras incendios es insostenible por mucho que algunos/as lo quieran negar: una quema (o una serie de quemas repetidas sobre el mismo prado) mal ejecutada y sin prescripción SÍ puede tener los mismos efectos negativos que un incendio, tal como apuntan algunos argumentos a favor de suspender los acotados. Pero la ejecución de quemas prescritas por un técnico capacitado, en colaboración con el ganadero para cumplir los objetivos previstos y planificadas en el espacio y en el tiempo para reducir el impacto ecológico NUNCA JAMÁS tendrán los mismos efectos negativos de un incendio. Además una quema prescrita dentro de un programa establecido se puede evaluar, se puede valorar su impacto ecológico y la capacidad de recuperación del prado, además de su compatibilidad con la riqueza florística y productividad del pasto ¿podemos planificar estas actividades de evaluación, seguimiento y mejora de prescripciones si "trabajamos" con pastos generados incontroladamente a base de incendios? NO. Porque no tenemos los datos de partida, no conocemos la intensidad de la quema y es difícil reconstruir los que pasó en cada caso. En un programa de quemas prescritas esto no pasa. Tampoco me vale el argumento que en un área quemada entra maquinaria y es más perjudicial que el pisoteo del ganado: 1) si estamos hablando de prados no tiene por qué entrar maquinaria tras incendios y si entramos a trabajar para proteger el suelo, el mulching de paja aplicado manualmente o con helicóptero se ha mostrado mucho más eficaz; 2) El ganado no sólo pisotea sino que come el primer rebrote del pasto por lo que el efecto erosivo es conjunto ya que ralentiza la recuperación de la cobertura vegetal a corto plazo que es cuando el prado más lo necesita; 3) La entrada de maquinaria en áreas con arbolado es porque el pasto ya no es el aprovechamiento principal sino la madera. Por tanto y aunque efectivamente el pisoteo del ganado sea menos perjudicial que la entrada de maquinaria (aunque no siempre, depende de la maquinaria empleada y con qué intensidad de pastoreo estemos comparando) en estos casos prima la saca de madera para compensar al propietario parte de sus pérdidas y preparar el sistema agroforestal para su restauración. Quemar tras incendios y sin planificar el aprovechamiento de pasto en el espacio y en el tiempo desde un punto de vista económico considero que es "pan para hoy y hambre para mañana", puesto que a medio plazo esta práctica irá en detrimento de la productividad del pastizal y serán necesarias enmiendas costosas para el ganadero que harán abandonar este prado y buscar otro. Desde un punto de vista social es un incentivo a seguir quemando sin autorización en la búsqueda de nuevos pastos lo que generará más peligro de grandes incendios a medio y largo plazo. Es un círculo vicioso difícil de romper...a no ser que nos tomemos en serio los programas de quemas: usar el fuego bueno para luchar contra el fuego malo.


Fuente: Meyers 2006 (The Nature Conservancy)

La Realidad vs. La Panacea: Mi carta a los Reyes Magos

Ante este panorama ¿alguien cree de verdad que algún área de matorral con inferencia humana se va a convertir alguna vez en un bosque maduro? Es batalla perdida al igual que evitar todas las fuentes de ignición. Debemos asumir que hay que convivir con el fuego. Entonces ¿No es mejor conservar los que ya tenemos y promover los aprovechamientos agroforestales para evitar el continuo “acoso” sufrido por los incendios de pastos todos los inviernos? Conservar nuestros bosques cantábricos pasa por evitar los grandes incendios de verano y la alta recurrencia en invierno y para ello urge regular el uso del fuego. Los programas de quemas prescritas (prescritas de verdad, no sólo las autorizaciones para la quemas controladas en pastizales) no son la panacea pero en mi opinión son la solución científico-técnica más viable porque se enfrenta a los problemas socieconómicos y ecológicos planteados (Mi carta a los Reyes):

1) Trabajar con el propietario. En una explotación privada, mal que les pese a muchos, el objetivo no es el prado, ni el bosque, ni la conservación, es satisfacer las necesidades del propietario (es el pan de sus hijos). Y queremos trabajar con ellos/as porque la administración debería asegurar la mayor compatibilidad ecológica y de conservación del sistema, máxime si hablamos del uso de montes de utilidad pública en muchos casos. Si los programas de quemas prescritas pudieran sustituir a las tradicionales quemas controladas, al menos podríamos capitalizar la experiencia, evaluar los impactos y valorar la eficacia, tanto productiva (calidad y cantidad de pasto) como preventiva (disminución de carga de combustible y fragmentación a escala paisaje). De igual manera los resultados ayudarían al ganadero a replantearse algunos mitos y a ser consciente que el recurso “pasto” es limitado y tiene un “coste ecológico”. Por otro lado los ganaderos que participen en estos programas deberían ser recompensados con incentivos, ya sean fiscales o de promoción de sus productos para que tengan mejor salida de mercado, así como por el servicio ambiental prestado, en su caso. De igual manera los ganaderos que no quieran adherirse a este sistema e insistan en las quemas sin autorización deben ser castigados con todo el peso de la Ley porque el manejo del fuego sin autorización es un delito. Imprescindible implantar programas de conciliación como los ejecutados por los equipos EPRIF para que este tipo de empresarios agrarios pasen a ser una inmensa minoría.

2) Mantener una cultura ancestral. Si como parece la práctica de la quema en Europa se remonta a la Edad de Hielo ¿es realmente necesario eliminar este elemento cultural si conseguimos hacerlo compatible con la gestión de nuestros paisajes? Tenemos ciencia y técnica suficiente para quemar sin dañar excesivamente al ecosistema. Hagámoslo y dejémonos de medias tintas. Contémoslo bien a la sociedad rural y urbana para poner en valor esta práctica que, ejecutada bien, es un tratamiento similar a los desbroces y en muchos casos con mayores ventajas ecológicas y de coste del tratamiento.

3) El abandono rural parece imparable. Pero lamentablemente eso no quiere decir que vaya a haber “extinciones locales” de humanos en nuestras áreas rurales sino que la población va a envejecer y a reducirse en número. La consecuencia posible es que tengamos menos incendiarios pero más dañinos porque estarán más desvinculados de las demandas sociales, sobre todo las del mundo urbano. Las soluciones no parecen fáciles a corto plazo pero las consecuencias son evidentes: más matorrales donde antes había pastos, generando más continuidad, homogeneidad del paisaje y por tanto peligro de incendios de alta intensidad que puedan llegar a áreas de bosque con pocas adaptaciones al fuego. Sinceramente no veo otra alternativa que quemar de forma prescrita la superficie que de otra manera va a arder antes o después en incendios forestales. Al menos controlaremos la severidad de la quema y su compatibilidad ecológica, en un incendio las consecuencias son, cuando menos, impredecibles y en la mayoría de los casos mucho más severas para los sistemas agroforestales y los bosques. Fórmulas como las de Custodia del Territorio donde le propietario es el protagonista en la protección de nuestros ecosistemas son buenos ejemplos que se podrían intentar integrar en los programas de quemas a nivel local y comarcal.

4)  Mimar a los pocos pastores que nos quedan (a los de verdad que acompañan al ganado y lo mueven por el monte) y fomentar las escuelas de pastores para modernizar la profesión, donde ¿por qué no? incluyamos asignaturas de quemas prescritas (modernizando la típica quema pastoral tradicional). Los sistemas agroforestales de la Cornisa Cantábrica, Navarra y Pirineos dependen de los pastores y sus animales. A su vez los ganaderos en semi-extensivo deberían tomar conciencia que existen unas demandas sociales (y legales) que chocan con sus prácticas tradicionales de quemar intencionadamente sin el establecimiento de un programa de quemas. La frecuencia de incendios de muchas áreas de la Cornisa Cantábrica es insostenible desde un punto de vista ecológico y ya empieza a ser preocupante desde el punto de vista de seguridad del personal de extinción y las poblaciones en el entorno forestal. Los ganaderos deben ser conscientes de que cometen un delito que pone en peligro a mucha gente. Quemar sí, pero con seguridad y eficacia y bajo un programa de quemas que puede consensuarse entre todos los actores. Las quemas de brezales en Escocia o los programas de quemas en el Sur de Francia son ejemplos de recuperación de prácticas tradicionales que podríamos imitar. Recuperar experiencias en España como el Plan 42 de Castilla y León parece prioritario.

5) Profesionalización de los bomberos forestales. Los profesionales del fuego son los más cualificados para planificar, ejecutar y evaluar los programas de quemas prescritas. Para ello es imprescindible un dispositivo profesional de bomberos forestales que trabaje TODO EL AÑO y esté implicado en la gestión agroforestal, no solamente en la emergencia. La defensa integrada frente a los incendios forestales implica cambios socieconómicos, políticos y culturales para hacer compatible el uso del fuego con la prevención, la extinción y la restauración de ecosistemas y para ello es imprescindible un colectivo de bomberos forestales formado y profesional como parte de los servicios públicos.

6) Los programas de conciliación y formación deberían ir acompañados de programas de educación en las escuelas sobre el "fuego bueno" y el "fuego malo". Si hay una pequeña esperanza de que las nuevas generaciones se quieran quedar a vivir en el campo, debemos llegar a un consenso del manejo racional del fuego y hay que saber explicarlo desde el colegio, sobre todo en las áreas rurales, para que los chavales asuman el mensaje como algo propio

7) Corolario: si esto que planteo fuera una realidad el debate de los acotados no tendría sentido porque los programas de quemas asegurarían una gestión racional y ecológica de los pastizales que sería compatible con la demanda de superficie de pastos. 

Os toca a vosotros. Ya sé que este tema suscita muchas polémicas y controversias, con argumentos apasionados a favor y en contra ¿Son los programas de quemas prescritas consensuadas entre los actores y asesoradas por técnicos capacitados en el uso planificado del fuego la mejor opción para erradicar (o al menos reducir) el problema de los incendios de invierno en la Cornisa Cantábrica? Espero vuestros comentarios aquí o en redes sociales con el HT #IIFFCantábrico ¡A debatir!


Incendios en Asturias a vista de pájaro Fuente: SEPA (Servicio de Emergencias Principado de Asturias).
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8 comentarios:

  1. En general, estoy bastante de acuerdo con el artículo.
    Si que me parece importante resaltar un aspecto que, en demasiadas ocasiones, no se tiene en cuenta.
    Se habla mucho sobre el uso ancestral del fuego para mantener los pastos de montaña. Pero no se tiene en cuenta que el escenario actual es totalmente diferente. y ha cambiado en poco tiempo. Como se recoge en el artículo, desde hace cincuenta o sesenta años, debido al éxodo rural, las plantaciones de especies de crecimiento rápido llevadas a cabo sin ningún tipo de consenso con los vecinos y una excesiva reglamentación sobre los usos tradicionales de aprovechamientos de pastos y leñas, han llevado a un abandono del monte nunca antes conocido.
    Sigue existiendo bastante ganado vacuno y caballar en los montes atlánticos, la diferencia no está tanto en el número de cabezas de ganado si no en la enorme disminución de sus propietarios.
    Se ha pasado de muchos propietarios con pocas cabezas de ganado por lo general, a muy pocos ganaderos, con un número elevado de cabezas que no pueden manejar. Si a lo anterior unimos la casi desaparición de los rebaños de ganado menor, cabrio principalmente,debido a diversos factores entre los que habría que destacar al lobo y una inadecuada normativa PAC, parece lógico que tengamos la realidad que tenemos:

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    1. Gracias por tu interesante comentario. Efectivamente la forma en que la UE y de los sucesivos gobiernos españoles han manejado la PAC con la ganadería extensiva ha sido y está siendo muy negativa. Otra cosa en la que debemos tener una voz común para que el político reaccione. Saludos

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    2. Totalmente de acuerdo. Añado...que mientras el ganado transite errante por el monte, sin ningún tipo de control, con zonas con una excesiva carga ganadera y otras con una presencia meramente testimonial...no conseguiremos mucho con las quemas prescritas en los pastos de montaña.
      La aversión de los ganaderos a controlar de una forma más racional y coordinada sus ganado, supone un problema añadido.
      Salud!!!

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    3. Claro que sí, tener ganado no tiene por qué convertirte en un buen ganadero en extensivo. La buena gestión pastoral de los prados debería ser incentivada para que la mala gestión (sobrepastoreo y abandono de prados) sea una práctica a extinguir. Hay mecanismos para hacerlo, falta voluntad política. El fomento de escuelas de pastores tambien pueden ayudar a medio plazo. Gracias de nuevo por tu opinión. Saludos

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    4. Este año he estado recorriendo durante 3 meses el norte de España por caminos y montes, mi experiencia ha sido que he visto ganado vacuno en concentraciones de 3 a 10 ejemplares habitualmente. (recorría de media 160km día y no pasaba mas de 1 hora sin ver esos pequeños grupos) . también he visto muchos caballos en grupos pequeños, solo una vez en el puerto de la ventana he visto un gran rebaño.
      Por supuesto que no se puede considerar un estudio de campo , pero lo he expuesto para poder ponderar mi próxima propuesta:
      Igual que tenemos brigadas forestales todo el año, no podemos tener una serie de rebaños explotados por el MAPAMA de forma científica? cierto que muchos montes son de uso privado , no se puede negar el propietario a que entren medios de extinción, pues igual la prevención se podría incluir.
      Seria bonito que la gente que vive en los nuevos núcleos del interfase tuviera sus dos o tres cabezas de ganado , pero no lo veo posible.

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    5. Gracias por el comentario. Efectivamente esa propuesta de tener "rebaños bomberos" se está proponiendo en otras CCAA. Por ejemplo hace unos años existía uno de burros dependiente del Gobierno de Aragón. El problema suele ser administrativo ya que ello implicaría tener un pastor en nómina que en general no se contempla en las administraciones, pero sería una buena idea. La solución intermedia suele ser llegar a un acuerdo con pastores/ganaderos que hagan este trabajo de "desbroce" allí donde pueda interesar más.
      Saludos

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  2. Uff genial !! Todo! Me gusta mucho lo de comparar los pastizales con ecosistemas agrarios como olivares, cereales... Porque es cierto que tendemos a decir "aqui habría un bosqur de..." pero lo cierto es q los olivares producen aceitunas, que se recolectan, los cereales se siegan. Y en Cantabria se queman laderas para pasto q nunca se consumen. Veo todos los años arder laderas en las q llevan décadas sin entrar a pastar...
    Ssólo decir que lo q se ve desde el aire en cantabria en la media montaña de valles como el Pas, Pisyeña y cercanos es q la roca crece desde las cumbres de forma contraria a como lo hacen las nieves perpetuas de algunas montañas famosas como el Kilimanjaro.

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  3. Gracias! Sí, nos gusta mucho poner ese símil agrario porque se sobrevalora muchas veces el uso forestal de algunas zonas que de otra forma serían cultivos agrarios.
    Saludos!

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