martes, 16 de febrero de 2016

Quemar vs. Desbrozar: la versión del Director

En esta entrada vamos a hacer un repaso de las opiniones recopiladas en las conversaciones que tuvieron lugar en Twitter y Facebook al hilo del cebo lanzado el pasado mes de enero en ¿Quemar o desbrozar? Debo agradecer profundamente vuestra participación que ha convertido en éxito este primer "Debate", la nueva sección de Fuegolab que pretende acompañar a las clásicas entradas de divulgación y opinión. Los que habéis participado habréis comprobado que, a pesar de mi incontinencia habitual en redes sociales, he estado bastante discreto y he evitado manifestar mi opinión para no "contaminar" demasiado. Pero eso se acabó. Empieza ¿Quemar o desbrozar?: la versión del Director, en este caso del Moderador, en la que intentaré desmitificar algunos prejuicios y lanzar más preguntas, porque ¿qué sería de la ciencia sin preguntas? ¿Qué sería de la ciencia sin respuestas a esas preguntas?

Quema prescrita bajo dosel de P. pinaster en Quintana Redonda (Soria, España)
Participación

El debate empezó con la divulgación en redes sociales de la entrada introductoria ¿Quemar o desbrozar? Para ello puse "cebos" en Twitter y subí un post en la página de FB del grupo abierto Unidad de Fuegos Forestales que cuenta con más de 4000 miembros. La encuesta inicial tuvo un resultado de 30 votos a favor de la quema y 19 a favor del desbroce. Poco a poco los primeros participantes fueron destapando sus opiniones. En tuiter contamos con la participación de 20 cuentas que opinaron o se pronunciaron en mayor o menor medida y generaron un trafico de al menos 70 tuits sin contar RT y FV de cada uno de ellos o conversaciones adicionales que no incluyeran una cita a @Fuego_lab. En en el grupo de FB mencionado tuvimos 18 "me gusta" en la entrada, 10 de ellos participaron en el debate con un total de 15 comentarios. La entrada introductoria al debate ha tenido 675 visitas aunque un sólo comentario.

La opinión de los participantes

Para leer la opinión detallada de los participantes os invito a visitar mi TL de Tuiter entre el 21 y 22 de enero. También podéis mirar las opiniones en FB en mi entrada del 24 de enero en el grupo UFF. La mayoría de los comentarios provenían de profesionales del sector, con lo que muchos de ellos respondían "depende", como era de esperar. Para matizar este "depende" nuestros participantes mencionaron como factores a tener en cuenta para elegir quemar o desborzar: el objetivo, el momento, la superficie que se pretende reducir biomasa, el tipo se suelo, la pendiente del terreno, el presupuesto disponible y el estado de conservación de la zona. En definitiva, el tratamiento adecuado, en el sitio adecuado y en el momento adecuado. 

Las principales ventajas comentadas para el uso del fuego frente al desbroce han sido el menor coste económico, la mayor eficacia para prevenir incendios al eliminar gran parte del combustible muerto que es el más peligroso, la formación del personal de extinción en el uso del fuego, el aumento de la diversidad de flora y fauna y la fertilización por efecto del reciclaje de nutrientes. 

Los profesionales que históricamente han usado los desbroces se han decantado por este método y, aunque no los sacralizan frente a las quemas, consideran que se producen menos daños al suelo y la materia orgánica, generando menos erosión. Son más adecuados en zonas donde existan especies amenazadas o protegidas no adaptadas al fuego y en general son partidarios de usar desbroce y quema como técnicas complementarias, ya sea alternándolas en el tiempo, en el espacio, desbrozando y después quemando los restos del desbroce o combinando todo ello con pastoreo posterior al tratamiento. En general consideran el desbroce con trituración de restos in situ como el tratamiento ideal, en el que se reduce la carga de combustible de matorral vivo, pero se deja materia muerta en el suelo que lo protege frente a erosión y suministra nutrientes al descomponerse.

La tercera vía de uno de nuestros amigos que colaboró activamente en el debate y generó mucha discusión, es considerar que ambas opciones sólo son justificables desde el punto de vista económico y social, pero en ningún caso desde el punto de vista ecológico. La extracción de biomasa de cualquier ecosistema se considera que altera los ciclos vitales del mismo y por tanto cualquier perturbación va a afectar al desarrollo de la vegetación hacía su potencial biológico. De hecho los matorrales son parte importante de los ecosistemas y en muchos lugares son la vegetación climácica.

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La opinión del moderador

Tengo que reconocer que muchos de mis seguidores más activos pertenecen (pertenecemos) a la especie social que denominamos "pirofrikis", esto es, frikis del fuego y de los incendios forestales en el sentido más positivo de la palabra, apasionados por entender cómo arden las plantas y qué podemos hacer para usar ese conocimiento en beneficio de nuestros bosques. A pesar de ello me ha sorprendido la sensatez de muchos de vosotros/as, que a pesar de haber sido inducidos por mis comentarios a decantaros por una de las dos técnicas a debate, en general os habéis mantenido firmes en que la respuesta más adecuada a la pregunta planteada es "DEPENDE".

Un médico prescribe al paciente en función de su dolencia, tras un diagnóstico basado en los síntomas y el análisis de las pruebas realizadas. Dentro de los posibles medicamentos disponibles receta aquellos a los que el paciente no tenga alergias, intolerancias u otras contraindicaciones. Después influye su opinión personal en relación a tal o cual laboratorio farmacéutico y a su conocimiento de los ensayos que se hayan hecho con dicho medicamento para contrastar su eficacia. A pesar de todo ello puede equivocarse y para ello es necesario un pronóstico y la evaluación de dichas predicciones para ratificar o corregir el tratamiento. Por tanto la vuelta a la consulta del paciente es crucial. No sabemos si un tratamiento es eficaz sin un seguimiento temporal. Y esto es tanto más así cuanto más grave sea la enfermedad. Un resfriado es común a muchos enfermos y, salvo excepciones, casi todos ellos responden bien a los medicamentos genéricos. En cambio cada cáncer es distinto y se manifiesta de manera muy distinta entre pacientes, con lo que la fase de seguimiento y evaluación es, si cabe, tanto o más importante que la medicina aplicada. Cuando ninguna medicina funciona, hay veces que el médico decide no hacer nada o administrar placebos, esperando que el sistema inmune de la persona pueda superar la enfermedad. La mayoría de los medicamentos son "venenos" que aplicados en las dosis adecuadas, y tras una larga serie de experimentos, muestran que curan al organismo al completo. El objetivo "ideal", por tanto, de un medicamento o una terapia sería eliminar o, al menos, controlar la enfermedad produciendo el menor número de efectos secundarios, que en muchos casos son inevitables en enfermedades graves.


¿Podemos aplicar este símil a nuestros bosques y al problema planteado de cómo prevenir los incendios? Una de las amenazas a nuestros bosques son los grandes incendios forestales de alta severidad, porque son aquellos incendios en los que no tenemos la seguridad de que nuestros árboles tengan capacidad de recuperarse. Asumimos que en muchos casos nuestros bosques no serán resilientes a dicha perturbación y terminarían siendo sustituidos por ecosistemas más adaptados a los incendios severos, como algunas comunidades de matorral y herbáceas. El bosque, en sus diferentes estadíos de crecimiento, es el sistema que genera funciones más complejas, aloja más biodiversidad, no sólo específica, sino genética y estructural. Por tanto y aunque también debemos poner en valor nuestras comunidades de matorral, en gran parte abundantes por la explotación humana y los incendios, considero que son los bosques el objetivo de protección fundamental en el futuro, porque son los más vulnerables a perturbaciones a las que no están adaptadas: decaimientos generalizados por estrés hídrico, plagas, enfermedades e incendios de alta severidad. Sin perder de vista este objetivo, se plantean con frecuencia desbroces para reducir el peligro de incendios en numerosas áreas y sobre todo en los denominados cortafuegos y en entorno urbanos (interfaz urbano-forestal). Por otro lado, son muy frecuentes los desbroces y quemas con el objetivo de crear pastizales para el ganado. Pero ¿son medicinas prescritas por los ingenieros y gestores de la zona? ¿se prescriben siempre tras un diagnóstico para determinar el tratamiento adecuado, en el sitio adecuado, en el momento adecuado? ¿Se realiza un seguimiento de las actuaciones para comprobar su eficacia y posibles impactos? ¿Se comparan posibles alternativas en una misma zona para capitalizar la experiencia?

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Lo cierto es que en muchos casos esto no es así. Tanto los desbroces como las quemas son a veces objeto de improvisación y "a demanda" del propietario (público o privado), sin un planificación ni evaluación. Por ejemplo, la mayoría de las quemas en matorral que se realizan no son quemas prescritas sino quemas controladas. Simplemente se delimita la zona a quemar, se protege el perímetro y se ejecuta. En la mayoría de los casos no se fija un objetivo de consumo de biomasa de vivo y muerto, ni un comportamiento del fuego previsible basado en modelización, ni un monitoreo mínimo durante la ejecución. Todo ello hace imposible una evaluación (puesto que no había diagnóstico) ni un pronóstico que permita evaluar la eficacia de la intervención y mejorar los resultados en intervenciones futuras. Las quemas prescritas son eso y mucho más, porque hay ciencia y técnica detrás. De igual manera, los desbroces se incluyen como técnica habitual en nuestra tradición selvícola, avalada por la experiencia y ratificada su eficacia en muchas ocasiones por la ciencia ¿Qué nos dicen los estudios científicos en nuestro país? Los estudios del Departamento de Protección Forestal del CIF-Lourizán (Xunta de Galicia) mostrarían que no hay grandes diferencias en la erosión y composición de especies entre quemar y desbrozar si ambas técnicas se ejecutan bien y, en cualquier caso, las diferencias se diluyen a medio plazo. Sólo en el caso de quemas reiteradas sin una prescripción adecuada (frecuencia de menos de 5 años en matorrales abiertos y menos de 8 años bajo arbolado con técnicas de quema que consuman mucha materia orgánica) los efectos sobre el suelo empiezan a ser importantes. Los estudios sobre inflamabilidad y comportamiento del fuego que hicimos en el INIA ratifican esta tendencia y, aunque hay diferencias iniciales, la inflamabilidad y el comportamiento del fuego son prácticamente inapreciables 5 años tras las intervención, tanto en desbroces como en quemas prescritas.


Fig. 1 Experimental devices used to evaluate flammability ( a ) at bench scale (mass loss calorimeter with the porous holder) and ( b ) at full scale (outdoor wind tunnel and epiradiator with the flaming firebrand used as point ignition source, top inset ) 
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En un contexto de cambio climático todo va a cambiar. Los fuegos de pequeña y mediana intensidad, forman parte de la mayoría de nuestros ecosistemas y han funcionado históricamente como moduladores del paisaje cumpliendo una función ecológica sin la cual ahora tendríamos otros ecosistemas, ni mejores ni peores, simplemente otros.  Debemos plantear qué soluciones (medicinas) posibles podemos aplicar, sus pros y contras, sus efectos positivos y negativos, tanto en el lugar de actuación como en los lugares que lo rodean (de la planta al paisaje) y el tiempo de duración de estos efectos negativos o positivos. De esta manera podremos evaluar y decidir si somos eficaces para reducir o, al menos, convertir los incendios en un mal crónico que no produzca la muerte del ecosistema a conservar. 

En una reciente publicación en Current Biology sobre la reintroducción de especies en los programas de conservación se critica duramente las políticas de reintroducción de especies, incluso la denomonada "reintroducción pasiva" que consiste en dejar de actuar para que el ecosistema vuelva a recuperar sus funciones originales ya que paradojicamente generaría un alto riesgo de incendios para ecosistemas con pocas adaptaciones al fuego. Los autores se plantean ¿cuáles son esas funciones en la actualidad? ¿son las mismas ahora que en el Pleistoceno? Por eso consideran que la reintroducción (rewilding en la literatura anglosajona) es la "caja de pandora del conservacionismo". Si a ello le añadimos que caminamos hacia el cambio global, el referente histórico deja de tener sentido.

Large image of Figure 2.
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Por tanto la sociedad (rural y urbana) debe opinar, debemos ponernos de acuerdo para, entre todos, decidir qué ecosistemas queremos y qué tratamientos necesitan para prevenir sus amenazas. Existe conocimiento, experiencia y ciencia que avalan muchas actuaciones posibles o recomiendan no actuar allí donde la naturaleza hace su trabajo sin ayuda. En cualquier caso el cambio global nos obliga a seguir investigando procesos pero también a ser proactivos, tenemos que ir por delante, porque si esperamos será tarde para muchos de nuestros bosques ¿Quemar o desbrozar? No (tenías razón Raul): Quemar Y desbrozar, allí donde sea prescrito por un profesional de nuestros bosques. Con criterio, ciencia y técnica.



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5 comentarios:

  1. ¿Se ha valorado la fijación de CO2 por parte de la técnica de desbrozado en algún estudio y por contra, la emisión de CO2 por parte de las quemas?

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    1. Tanto el desbroce como la quema suelen suponer una extracción de carbono del sistema. Solo en el caso de desbroce con trituracion de restos in situ el impacto seria menor desde ese punto de vista. Hay estudios sobre el CO2 emitido en quemas respecto a lo que se emite en incendios y el balance a nivel de paisaje es similar o a favor de los tratamientos preventivos, ya que su existencia ayuda a los medios de extinción a actuar con seguridad, dando oportunidades para reducir emisiones debidas a incendios.

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  2. Buenas Javier, al hilo del debate que abriste en Enero (¿Quemar o desbrozar?) y un artículo que he leído de hace poco más de un par de semanas (junto con comentarios de lectores).

    Te lanzo una propuesta de debate: "Los medios de comunicación y el sector forestal", en concreto los incendios forestales.

    La percepción social de la causalidad, extinción y prevención de iiff dista de la realidad ¿Por qué tanta desinformación?

    Adjunto el enlace de la noticia : "Por qué los incendios forestales son buenos para el medio ambiente."

    http://www.abc.es/espana/canarias/abci-incendios-forestales-buenos-para-medio-ambiente-201605081457_noticia.html
    ¡Saludos!

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    1. Perdona Graciela, se me había perdido tu comentario en el océano de los mensajes de tuiter. Tomo nota, muy interesante tu propuesta. Efectivamente la percepción de la sociedad sobre la causalidad y consecuencias de los incendios es difusa y es interesante preguntarnos por qué a pesar de las campañas e información al respecto ¿qué estamos haciendo mal? Gracias!

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  3. Buenas Javier, no hay nada que perdonar, es comprensible que por muy al día que se quiera llevar un blog lleva mucho trabajo ¡Más lo que se nos presenta en nuestro día a día!
    En cuanto al tema, quizás ayudaría más educación para concienciar y menos sensacionalismo.

    Saludos

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